sábado, 6 de febrero de 2010

El Dinero

Gran parte de nuestras tensiones, las fricciones familiares, las contiendas y las frustraciones se deben, directa o indirectamente, al dinero.Entre los principales motivos para los divorcios se encuentran los desacuerdos económicos. La familia cristiana no es inmune a esto. Si una familia no paga o no puede pagar sus facturas, o si tiene otros problemas relacionados con el dinero, estará dando un mal testimonio. Hay muy pocas iglesias que ofrecen adiestramiento a sus miembros en lo que se refiere a la responsabilidad económica.Causas principales de los problemas económicos1. Actitudes erróneas hacia el dinero. La avaricia y la codicia conducen con rapidez a toda clase de males (ver 1 Timoteo 6.10). El síndrome de “enriquecimiento rápido” mediante las inversiones especulativas conduce a menudo al desastre.2. El vivir por encima de los ingresos propios. El no “contar los costos” dará como resultado los gastos excesivos crónicos. (Ver Lucas 14.28-30). Algunas personas parecen ser muy influenciables por la publicidad, rindiéndose ante los productos atractivos y las ofertas de crédito aparentemente provechosas.3. Las compras a crédito. El mejor consejo que se les puede dar a quienes tengan dificultades económicas es el de que se alejen de las tiendas y los grandes almacenes, y que destruyan todas sus tarjetas de crédito.4. El darse todos los caprichos. La compra de cosas innecesarias, el consumo de bebidas alcohólicas, tabaco y comidas exóticas o rebuscadas son hábitos caprichosos. Por ejemplo, en una familia en la que tanto el marido como la esposa sean grandes fumadores, los gastos en tabaco pueden ascender a unos 1500 dólares al año.5. El falso concepto de que la acumulación de posesiones materiales produce alegría y felicidad. “Y les dijo (Jesús): Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. (Lucas 12.15).6. La falta de un presupuesto para planear y supervisar los gastos. Nuestros ingresos sólo alcanzan para ciertas cosas. Damos aquí varios puntos que se deben tomar en consideración, junto con los porcentajes recomendados, para ajustar los gastos (los porcentajes dependiendo de quienes los calculan).Vivienda: 30%Alimentos: 14%Diversiones y vacaciones: 5%Ropa: 5%Transportes: 13%Seguros: 4%Deudas: 5%Gastos médicos y dentales: 5%Ahorros: 5%Diversos: 4%Ofrenda/Diezmo: 10%Principios bíblicos para manejar el dinero1. Se trata básicamente de una tarea espiritual, por lo que es esencial entender el Señorío de Jesucristo. El manejo de las finanzas pone en perspectiva la totalidad de la vida en su relación con la voluntad de Dios y todo lo relativo a la eternidad.“Porque del Señor es la tierra y su plenitud” (1 Corintios 10.26).“No sois vuestros, porque habéis sido comprados por precio” (1 Corintios 6.19-20).2. Y también es esencial entender el principio de que somos mayordomos (administradores) de todo lo que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado. ¡No somos dueños! Nuestras vidas, nuestro tiempo y nuestras posesiones son dones de Dios. Somos responsables ante Dios por ellos y el Señor nos considerará responsables de todo ello (Ver Mateo 25.14-30).3. Dios desea que confiemos en El y no en las posesiones materiales. “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6.17). (Ver también Proverbios 3.5-6; Filipenses 4.19 y Salmo 37.25).4. Dentro del plan de Dios está el que los mayordomos le entreguen a él parte de sus ingresos, para Su obra. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3.10). (Ver también Lucas 12.34 y Proverbios 3.9).Billy Graham dijo: “Aunque todo nuestro dinero le pertenece realmente a Dios, la Biblia recomienda el diezmo como respuesta mínima de gratitud al Señor…No es posible evitarlo. Las Escrituras prometen bendiciones materiales y espirituales a las personas que le den a Dios. No es posible dar más de lo que Dios nos da a nosotros. Les reto a que lo prueben y vean”. Tomado del libro: Manual para obreros cristianos

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